para 40 abanicos

Para la masa:

grasa 50 g
semillas de s´samo 1 cucharada sopera
cebolla de verdeo picada y rehogada 1 taza
sal y pimienta a gusto
ajo en polvo 1 cucharada sopera
levadura 25 g
agua 250 g
azúcar 1 cucharadita de café
harina 500 g
sal 1 cucharadita de té
huevo para pincelar 1
semillas de sésamo para espolvorear cantidad necesaria

Para el empaste:

grasa blanda o mitad grasa y mitad margarina 100 g
harina 50 g

Colocar la grasa en una sartén o cacerolita. llevar a fuego medio hasta fundir. Incorporar las semillas de sésamo y tostar ligeramente.

Agregar la cebolla de verdeo. Salpimentar.

Retirar. condimentar con ajo en polvo. Mezclar y reservar.

Desgranar la levadura y disolverla con 1 pocillo de agua tibia y azúcar. Dejar espumar 10 minutos en un lugar cálido.

Colocar la harina y la sal en un bol y mezclar.

Hacer un hueco en el centro e incorporar el salteado de cebolla, ajo y sésamo. Añadir la levadura espumada. Ir uniendo a medida que se agrega la harina.

Adicionar el resto de agua hasta formar una masa tierna.

Hacer un bollo, colocarlo en un bol y dejar que duplique su volumen cubierto con papel film.

Empaste

Mezclar la grasa y la harina y dar forma de pancitos plano.

Armado

Retirar la masa del bol y colocarla sobre la mesa. Desgasificar con pequeños golpes y estirar hasta obtener, aproximadamente 1/2 cm de espesor con el palo de amasar.

Ubicar el empaste en un de los costados de la masa sin que llegue al borde.

Cerrar y presionar bien los bordes. Estirar hasta formar un rectángulo.

Llevar 1/3 parte de la masa hacia el centro y superponer la parte restante. Repetir este doblez una vez. Estirar la masa hacia las aberturas antes de cada doblez.

volver a estirar la masa y cortar círculos de 7 cm de diámetro con el cortante.

Dividir cada círculo por la mitad y ponerlos en placas metálicas.

Realizar cortes de 1 cm para formar un abanico.

Dejar por, aproximadamente 15 minutos. Pincelar con huevo y espolvorear con semillas de sésamo. cocinar a horno precalentado a temperatura de moderada a caliente hasta que estén ligeramente dorados.