manteca blanda 100 GRAMOS
azúcar molida 1/4 DE TAZA
azúcar negra, bien prensada 1/4 DE TAZA
ralladura de piel de 1 naranja
jugo de naranja 1 CUCHARADA
harina 1 TAZA Y 1/3
huevo 1
sal UN POQUITITO ASI
bicarbonato de sodio 1/4 DE CUCHARADITA
Varios (optativo)
cerezas al marrasquino o en almíbar CANTIDAD NECESARIA
placas para horno, enmantecadas y enharinadas LAS QUE TENGA
Ponga en un bol la manteca blanda (recuerde retirarla de la heladera con anticipación) y los dos tipos de azúcar, la blanca
y la negra. Bata ambos ingredientes hasta obtener una crema (puede usar batidora eléctrica o manual). Agréguele la ralladura
de naranja. Súmele el jugo y siga batiendo hasta lograr que los ingredientes queden bien integrados. Reserve.
Tamice juntos los ingredientes secos: la harina, la sal y el bicarbonato de sodio. Reserve en un bol. Agregue el huevo al
batido de manteca y bata hasta que quede completamente incorporado. Una al batido los ingredientes tamizados y mezcle con
movimientos envolventes hasta unir todo. No se aflija si queda una pasta demasiado blanda.
Una vez lista la pasta de las galletitas, enmanteque y enharine las placas para horno que tenga. Escurra las cerezas sobre
un papel absorbente. Pártalas por la mitad y resérvelas apoyadas sobre papel absorbente. Si no las tiene a mano puede usar
otros ingredientes: trocitos de nueces, almendras blanqueadas (yo prefiero hacerlas con cerezas...).
Distribuya sobre las placas enmantecadas y enharinadas la pasta que dejó reservada. Hágalo de a cucharaditas bien espaciadas
entre sí. Tenga en cuenta que con el calor del horno la pasta se achata en forma de disco y se expande un poco. Use para distribuirla
una cucharita tamaño café. Aplaste cada montoncito clavándole encima media cereza.
Cocine los besitos en horno caliente. La pasta se extenderá en forma circular. Pero no se apure a retirar la placa del horno.
Cocine las galletitas hasta que estén doraditas (¡que no se le quemen!) y déjelas en el horno apagado hasta que se sequen:
al enfriarse tomarán una textura crujiente. Retírelas del horno... ¡y siga haciendo más galletitas!
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